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  LOS AVATARES DE LA DIVERSIDAD
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  PEI ANA JOSEFA MORALES DUQUE
  REUNION RECTORES - SANTANDER DE QUILICHAO
  MODELOS PEDAGÓGICOS
LAS CORRIENTES FILOSOFICAS QUE PROMUEVEN EL DESARROLLO
NIEGAN LA DIVERSIDAD
 
POR. LUIS FERNEL BONILLA ROSERO
Facilitador
 
Los organismos internacionales y las agencias de las Naciones Unidas, desde una mirada occidental, han definido históricamente los modelos de desarrollo a implementar en las regiones y países “sub-desarrollados”. La ruta del desarrollo no ha cambiado en diferentes momentos históricos, es agenciar acciones en zonas y comunidades subdesarrolladas. La premisa fundamental, para direccionar el desarrollo como visión de futuro a largo plazo, es aceptar la condición de sub-desarrollado, que se traduce, en reconocer, desde la lectura de los otros, que estamos viviendo en un estado de atraso en relación a un modelo universal y superior al cual todos tenemos que llegar, sin tener en cuenta la condición particular de los diferentes grupos humanos.  
En realidad fue Harry S. Truman, tras ser confirmado en su cargo de Presidente de los Estados Unidos de Norte América, en 1949, quien utilizo por primera vez el término “sub-desarrollo”, esta afirmación la presento cuando expresó “ la responsabilidad mundial de Estados Unidos en asuntos militares y económicos. Allí por razones prácticas dividió al mundo en “aéreas desarrolladas y su-desarrolladas”.  Las teorías de modernización que después determinaron la política de ayuda para el desarrollo de los países del tercer mundo se halla estrechamente ligada con una visión economicista que asume el desarrollo en la superación de las estructuras socio-económicas y socio-culturales, que en últimas pretende universalizar la civilización occidental.
Desde ese momento el sub-desarrollo se ha venido presentando como el estado en que vive más de la mitad de la población del mundo; su alimentación es inadecuada, su práctica productiva es primitiva y atrasada, su estado de pobreza puede arrastrar a otros grupos humanos: la pobreza se hereda; o sea, una comunidad pobre es una amenaza para la sociedad en general, por lo tanto deben ser desarrollados desde el faro que ilumina al mundo occidental: se indilgan el derecho a desarrollarnos.
Un planteamiento tecnológico en relación con el desarrollo y la administración de instituciones, que lleva implícito que los métodos y las técnicas occidentales constituyen los únicos instrumentos de modernización; por último, una concepción cultural etnocéntrica que supone que los objetivos básicos de cada sociedad consisten en alcanzar los valores característicos de los países denominados "desarrollados" (vale decir, espíritu de empresa, ambición de ganancia, seguridad material y provecho propio).
La consecuencia de este presupuesto es que el "desarrollo" tiene que estimularse y ser jalonado desde el exterior, las bases culturales de los latinos, asiáticos y africanos carecen de los conocimientos y técnicas para promover su desarrollo, en consecuencia se requiere la adopción de la cultura, los métodos y las técnicas de los países industrializados de este y oeste.
Desde la mirada occidental y el sentido de desarrollo pensado y agenciado desde el mundo occidental, ha llevado a que la gran mayoría de los pobladores de la tierra se autoperciban como subdesarrollados e inician un rechazo hacia la forma de construir vida, cultura y comunidad al interior de sus poblaciones y validan el espejo retrovisor instalado en los países industrializados y “avanzados” y solicitar alternativas y posibles caminos para alcanzar un mejor nivel de vida, desde la luz del espejo del otro iluminador.
 
LA PRÁCTICA DESARROLLISTA HA TOMADO UN UNICO CAMINO
Independientemente que el punto de llegada de toda sociedad es único, en el ámbito del desarrollo occidental, también la ruta es única, lo cual es una negación de las diferentes racionalidades que pueden soñar y comprometerse con su futuro, desde referentes del pasado, que les ha permitido vivir bajo un esquema de tranquilidad y de armonía con la naturaleza y con las dinámicas sociales de respeto por el otro y los otros.
 
El desarrollo hasta ahora planteado descalifica otras formas de ver, sentir, pensar y actuar: de vestirse, de preparar los alimentos, lógicas de producción y de relación entre personas y con la naturaleza. Estas manifestaciones sociales propias de los grupos diferentes no son percibidas como expresiones de la diversidad viviente en el mundo, sino como indicadores de incapacidad, de minusvalía frente al modelo universal y reconocido como valido desde el retrovisor occidental.
 
El discurso del desarrollo construido desde la mirada occidental es normativo,  define cual es el modelo de vida a alcanzar y la forma de cómo llegar a él; además, legitima la intervención tecnocrática del Estado, desconociendo sueños y expectativas de vida e imaginarios comunitarios diseñados históricamente como referente de futuro en el entramado cultural de la memoria colectiva de los pueblos.
 
 
 
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